Justo Gilberto, el futbolista total

Dotado de una notable potencia física, Gilberto se desenvolvía en cualquier posición del centro del campo e incluso fue alineado ocasionalmente como delantero centro. Toda su carrera transcurrió en el Archipiélago, como jugador y técnico, aunque en esta última faceta trabajó exclusivamente para el CD Tenerife.

Justo, a secas, como también se le conocía, fue un superdotado. Cuando, siendo poco más que un niño, destacaba en el Atlético Tinerfeño o el Realejos y, más tarde, cuando a los 19 años (3 de diciembre de 1961) debutó en la máxima categoría con el conjunto blanquiazul. Enrique Rabassa le dio la alternativa en la 15ª jornada, y desde entonces lo jugó todo en la temporada 61/62: 23 partidos (16 de Liga) y siete goles.

El CD Tenerife acabó descendiendo, pero a él le sirvieron los siguientes cursos en Segunda para madurar como futbolista. Fue en esta categoría donde logró sus mejores marcas como goleador, sobre todo en la campaña 66/67, con 13 tantos, antes de su fichaje por la UD Las Palmas.

Dos años más tarde saboreó las mieles del subcampeonato de Liga con los amarillos, formando parte de un equipo de ensueño, entrenado por Luis Molowny, junto a leyendas como Tonono, Guedes, Germán y Martín Marrero.

Su regreso al CD Tenerife, con 32 años, le permitió disputar 115 partidos más, en tres campañas, con la camiseta blanquiazul. En una de ellas (75/76) formó parte del equipo que eliminó al Real Madrid CF en los octavos de final de la Copa.

Ya retirado ejerció en el representativo como segundo entrenador, ocasionalmente de máximo responsable técnico y, también, de preparador del filial. Siempre en un discreto segundo plano, pese a la sapiencia futbolística acumulada en una trayectoria de 518 partidos como profesional y 83 goles, en la que solo faltó el premio de la internacionalidad.

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