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Institucional

Intervención Juan Galarza

El periodista y colaborador del CD Tenerife, Juan Galarza, intervino en el acto en representación del patronato de la Fundación Canaria del CD Tenerife.

Mis primeras palabras en este acto, donde intervengo en nombre de los hombres y mujeres que integramos el primer patronato de la Fundación Club Deportivo Tenerife, solo pueden ser de agradecimiento para quienes han depositado su confianza en nosotros, encabezados por el presidente de la entidad.

Agradecimiento que se funde con la responsabilidad y el compromiso de servir a esta querida institución, con el mayor de los empeños, tratando de fortalecer sus vínculos con el conjunto de la sociedad tinerfeña y canaria.

Somos conscientes de que la tarea no va a ser sencilla y que hay mucho por hacer. Llevamos décadas –más que años– hablando de la Fundación y de sus posibilidades. Incluso cuando no existía un marco claro de actuación, pensando que sería la panacea que terminara de curar los males del club, en algunos de los instantes más complicados de su historia.

Pero llegado este momento, fijamos la vista al frente y asumimos el cometido con la mayor de las ilusiones. El cumplimiento de los fines de interés general perseguidos en los estatutos de la Fundación –en los ámbitos deportivo, formativo, socio-cultural y divulgativo– abre la posibilidad de acometer un sinfín de tareas. Con criterio y perseverancia, desde el análisis y la cooperación. Tendiendo puentes y sellando alianzas. Tratando de distender el fútbol.

De ahí la iniciativa del club a la hora de constituir la fundación, entendida como palanca capaz de promover los valores vinculados al deporte –en especial al fútbol– y contribuir a la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

Creemos en el valor pedagógico del fútbol. Decía Albert Camus, Premio Nobel de Literatura: “Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol. Debuté en 1928 con el club deportivo Montpensier y pronto aprendí que la pelota nunca viene hacia uno por donde uno espera que venga. Eso me ayudó mucho en la vida, sobre todo en las grandes ciudades, donde la gente no va siempre de frente”.

La experiencia que ya acumulan otras fundaciones con fines similares, capaces de expresar la responsabilidad social corporativa de sus fundadores, refuerza el convencimiento de que, alejados de la exigencia cortoplacista –que en el fútbol se mide en goles y puntos, fecha a fecha, sin posibilidad de remisión–, sumaremos en pro de socializar este deporte. De frente y con la mirada limpia.

Pero huyendo, insisto, del cortoplacismo, entendido como urgencia e improvisación. Los hechos vividos en las últimas horas en torno al seleccionador nacional –con el anuncio de su compromiso con el Real Madrid y su posterior destitución, a pocas fechas de iniciarse el Mundial– debieran servirnos como ejemplo de las consecuencias del ritmo vertiginoso con el que nos estamos manejando. No solo en el fútbol y el deporte, sino generalmente en cuanto acontece a nuestro alrededor. En nuestro día a día, como si no hubiera un mañana. Tenemos la impresión de que la inmediatez se ha impuesto a la sensatez, con los peligros que acarrea esta manera de desenvolvernos en lo cotidiano. 

Por eso abogamos por la prudencia y la reflexión en busca de la excelencia, un recurso que hemos de primar en el compromiso común por hacer posible cualquier acción que redunde en la práctica deportiva y la vida saludable; la formación y la investigación; la cultura y el ocio participativo; la investigación y la innovación; la igualdad, la solidaridad y la integración. Cualquier progreso en todos y cada uno de estos campos ayudará a devolverle a la sociedad todo el cariño y pasión que le ha dispensado al Club Deportivo Tenerife.

Próximos a disfrutar de la celebración del centenario fundacional del club de nuestros amores, quiero acabar con una cita del primer presidente de esta entidad, Mario García Cames, inserta en una publicación conmemorativa de su primer año de andadura, en 1923:

“El foot-ball es uno de los principales factores en el desenvolvimiento orgánico de nuestra juventud, y es por esto que en todos los países donde se atiende con especial cuidado la educación física se ha impuesto como juego preferente. La cultura física, en general, es la más perfecta escuela del carácter; lo hace enérgico a la vez que correcto y prudente; con su práctica racional se obtienen magníficos resultados morales y físicos”.

Que aquellas palabras del recordado presidente nos sirvan de guía en la trayectoria que hoy iniciamos.

Muchas gracias,